jueves, 26 de marzo de 2009

El futuro de la música

Mucho se ha hablado de hacia donde va a tender el futuro de la industria musical, y creo que después de ver programas como Spotify, la cosa se va dibujando.
Hoy en día, las tiendas de discos de siempre, han cerrado, y las pocas que quedan lo harán pronto. Los románticos que aún siguen comprando música, o los peleados con la tecnología, tendrán que sucumbir al progreso tecnológico.
El mp3 revolucionó la forma de consumir música. El programa por excelencia para reproducir estos archivitos que en su interior llevaban música se llamaba Winamp. De la misma forma aparecieron muchos programitas que te permitían convertir tus CD’s musicales en estos archivos mp3, para que los cientos de CD’s que tenías en estanterías ocupasen poco espacio y fuese más fácil y rápido escuchar aquella canción que te apetecía. Aquellos que empezaron a conocer de su existencia, se lo contaban a sus amigos, y estos a otros amigos, y estos otros a otros… el crecimiento fue exponencial.
Una vez que había personas que ya tenían su música convertida en mp3, era más cómodo y sencillo prestarla a sus amigos, grabando un único CD con todos los mp3, que dejando una pila entera de CD’s. Los hábitos de escuchar música estaban empezando a cambiar.
Cuando la RED, empezó a ser algo más rápida, comenzaron los prestamos de música sin soporte físico. Ya no se necesitaba ni siquiera un CD para intercambiarlo. Era más fácil enviar la última canción de tu grupo favorito a tu amigo, a su dirección de correo electrónica. Otra forma de obtener música era que alguien la publicase en un foro musical, y el resto de los visitantes del foro, la obtenían.
El fenómeno se hizo mucho más popular cuando apareció una aplicación llamada Napster, en la que cualquiera que tuviese una conexión a Internet, y un archivo mp3, podría compartirlo con el resto del mundo. Por supuesto, esto hizo que todo el que se conectaba a Napster buscase sus canciones favoritas para tenerlas en formato mp3, sin darse cuenta, lo que en un futuro muy próximo, esto iba a suponer para la industria discográfica. Para muchos lo de bajarse música era algo nuevo y apasionante. Podías encontrar todas las canciones de tu vida, que muchas veces habías buscado en tiendas, pero nunca encontrabas. Cualquier canción era accesible a todos. La música se había hecho universal.
El tiempo pasaba y la industria de la música, no había entendido que el mundo había cambiado, que el modelo de negocio que se conocía hasta ese momento estaba agonizando, y que la única solución sería adaptarse o desaparecer.
Así como un mundo desaparecía, otro mundo empezaba a aparecer. Se trataba de dispositivos físicos, que reproducían los mp3. Ya no era necesario tener que escuchar tu música favorita desde el ordenador de tu casa o trabajo, como había sido hasta entonces. Los dispositivos, iban desde reproductores para el coche, hasta dispositivos de bolsillo. Entre todos ellos aparece uno que es especial. El Ipod. Su forma, su flamante color blanco y plata, y su facilidad de uso, y su extraordinaria capacidad de almacenamiento, hacen que se lance al estrellato de los reproductores de música.
La industria tecnológica empezaba a adaptarse, no así la industria discográfica, que había tenido muchos menos beneficios que en décadas anteriores, pero seguía sin renovarse. Lo único que hacía era aferrarse a ese modelo anticuado, y en su desesperación por sobrevivir, llevó a los tribunales a Napster, que tuvo que echar el cierre. A pesar de su desaparición, estaba claro que el mundo no estaba dispuesto a volver a lo de antes, así que muchos otros programas tomaron el relevo. Algunos de pago y otros de intercambio gratuito, considerados ilegales por la misma razón que Napster.
El éxito del Ipod, hizo entender a Apple, empresa que lo diseña, construye y vende, que había que hacer algo para potenciar las ventas de más Ipod. Y lanzó su tienda online de música digital, en la que vendían cada canción por 0,99$ en EEUU, y más tarde por 0,99€ en Europa. La gente otra vez empezaba a comprar música, no simplemente se la descargaba y el modelo era rentable.
El tiempo ha ido pasando, se han ido perfeccionando los dispositivos de música, que ahora además, reproducen vídeos, tienen agenda, tienen aplicaciones que realizan muchas tareas, e incluso son teléfonos móviles, como el Iphone. Que es el nuevo éxito de la compañía creadora del Ipod.
Cuando pensábamos que todo iba a parar ahí por algún tiempo. Aparece, pisando fuerte una nueva empresa, joven, fresca y nos trae Spotify, con el mismo concepto de rapidez y de inmediatez para reproducir música, pero aportando algo distinto: Hasta ahora para escuchar la música, teníamos que descargarla en nuestro ordenador, y transferirla a nuestro dispositivo preferido, para poderla escuchar. Con Spotify, no hay necesidad de descargarla, ¿para qué? Si la velocidad de la red nos permite escucharla directamente. Además no necesito comprar discos duros para guardar mi colección de música, estará siempre ahí, lista para cuando quiera escucharla. Tan solo necesito estar conectado, buscar lo que me apetece escuchar y listo. Otra ventaja, es que tendré versiones de todas las canciones, todos los estilos musicales, es decir toda la música del mundo accesible. A diferencia de la descarga, en la que nunca podría descargar toda la música, aunque fuese muy rico y me comprase toda.
Hoy por hoy hay una pequeña pega, que es la misma que había cuando apareció el mp3. No había dispositivos a excepción de tu ordenador para escuchar la música de esta forma. Pero amigos, dad tiempo al tiempo, y muy pronto, tendremos dispositivos que se conectarán a INTERNET, y podremos escuchar nuestra selección de música favorita sin tener que descargarla.
La gestión de derechos, será otro cantar, pero es de suponer que se pague una cuota mensual, anual, o como se consideré, para tener acceso a la música. Otra opción peor, pero más barata, será como siempre, el derecho a acceder a la música, escuchando publicidad.
Los beneficios, serían lógicos repartirlos con los artistas y las empresas que participen, en función de las veces que las personas escuchen una canción. Si la canción no se escucha, no hay nada que hacer. La democracia decidirá quien, y cuanto se merece ganar un artista.
Lo veremos muy pronto…
Y lo disfrutaremos, que es lo importante!

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